“Tú no decides cómo estar”

julia uve
3 min readOct 10, 2023

--

Era lo que me dijo mi pareja hace unos diez minutos. Llevamos una temporada enfrentándonos a cosas muy complicadas, para las que dos personas como nosotres (como todes) deberían estar preparades nada más cumplir los 25 años.

Con mucho miedo, y con mucha suerte de haber encontrado un momento de tranquilidad en mi día y el suyo, le he confesado que me siento perdida, vacía, que me cuesta estar con gente aunque sean personas que quiero, que me esfuerzo mucho por mantenerme en contacto con las cosas… Y que, anticipándome un poco, me daba mucho apuro haberme vuelto a deprimir. Y con mucha vergüenza le he pedido perdón, porque desde mi punto de vista de persona tendente a deprimirse, pienso que es una putada querer a una persona que atraviesa este tipo de problemas. Y con mucho cariño y cuidado, me cortó en seco y me dejó mirando en silencio su respuesta en el móvil: “tú no decides cómo estar”.

“Susan Stongan” de Annie Leibovitz

Siempre pensé que de hecho sí que decido cómo estar, porque siempre he presumido de ir para adelante con las decisiones que tomo en mi vida. Para mí, la vida es una carrera de fondo en la que tienes que llegar lo antes posible al punto más alto de la pirámide, donde solo los fuertes llegan. Por lo tanto, deprimirme lo único que me provoca es inquietud, ya que si solo los mejores consiguen salir adelante, ¿qué pasa con la gente que no puede?

Cuando era más joven, la respuesta era sencilla: bastaba con destruirme hasta quedan hecha añicos, y desde ahí, volver a construirme, cambiando y mutando de forma absolutamente impredecible, y, por tanto, soltando a gente que quisieron a la persona que una vez fui, que ya jamás volvería a ser. He de reconocer que suena mal, y suena peor si aclaro que no es que soltase a la gente, sino que la echaba para no tener que enfrentarme al miedo de ser rechazada después de mi momento de inestabilidad completa. Porque claro, yo salía del túnel convertida en alguien fuerte e increíble que podía seguir corriendo y escalando la vida, pero seguramente fuese a costa de encarnar ideas o principios que echan para atrás a quienes una vez me quisieron (creía).

Los años me han convertido en alguien raro, que mira su pasado y no puede evitar mirarse con ternura pero que no dudaría en reñirse más de una vez. Actualmente, todo ese episodio de muerte y renacimiento emocional tan enrevesado de mi juventud solo me provoca nostalgia. Nostalgia por lo sencillo que me parece desde la distancia, supongo. Y nostalgia porque es algo que no me puedo permitir hacer en este momento.

La última vez que rompí con absolutamente todo fue justo antes de la Pandemia. Aproveché que había terminado hace poco con mi anterior relación y que la vida de todo el mundo estaba a punto de cambiar para destruirme y volver a empezar, otra vez. Dejar atrás a decenas de personas aún me sigue doliendo como un hueso mal curado. Sin embargo, en esta ocasión, fue más progresivo: menos relaciones esporádicas tóxicas, menos alcohol, menos malas decisiones en general… En poco tiempo, pude convertirme en quien soy ahora mismo. Y desde ese momento no he vuelto a cambiar de forma drástica, la verdad. Ahora soy solo yo, actualizándome una y otra vez. Ya no hay destrucción, solo ampliaciones. Entonces, ¿por qué me siento de nuevo absolutamente perdida de nuevo?

Entonces entendí lo que me dijo mi pareja: Yo no puedo elegir como me siento, porque el sentir es algo que simplemente ocurre. Hoy he decidido volver a terapia. En parte porque puedo (económicamente, aunque no sé cómo iré de tiempo), también porque no quiero esperar a que sea demasiado tarde, pero sobre todo, porque no quiero perder. Perder no en el sentido de ganar, de ganar esa carrera de la que hablaba al principio, donde solo pueden los fuertes. Hablo de perderme a mí. A esta persona que luchaba desesperadamente por no sentirse de determinada forma, y que acaba de entender que no puede elegir cómo sentirse, solo cómo vivirá esos sentimientos y qué hará con ellos.

--

--